TU MEJOR (IN)VERSIÓN

Te voy a contar un secreto que, hasta ahora, sólo aquellos que acuden a nuestra asesoría gratuita conocen: únicamente existen 2 tipos de eventos. Por un lado, están los de presupuesto flexible en los que “se le da rienda suelta” a la cartera; por el otro, que profesionalmente son los que trato de fomentar, se encuentran los de presupuesto fijo en los que el evento debe adaptarse a un límite monetario establecido, lo cual refiere a no gastar de más porque a lo que se le “suelta la rienda” es a la imaginación.

Podríamos pensar en mil razones por las cuales no se define el presupuesto de primer momento (sobre todo porque casi siempre se termina modificando). Sin embargo, mi primer consejo es DEFINIR EL MÁXIMO A GASTAR porque a partir de él emanan todas las decisiones que se tomarán, considerando cada detalle previamente pensado, así como COMPROMETERSE A TRATAR DE NO REBASARLO.

Casi todos mis clientes y conocidos tienen una idea muy arraigada referente a que organizar una fiesta, por sencilla que parezca, representa un gasto que generalmente está fuera de sus posibilidades y, por tanto, recurren a “buscar padrinos”. No está mal, es parte de nuestra cultura, pero esa idea (falsa) me motivó a dedicarme al diseño y organización de eventos, así como a escribir este artículo explicando la raíz de dicha creencia.

Muchos proveedores suelen captar clientes diciendo que “se adaptan a tu presupuesto” y generalmente eso no es del todo cierto. ¿Quieres comprobarlo? ¿Alguna vez te han preguntado por tu límite de presupuesto? Lo sé, también me he sentido engañada ya que lo que suelen hacer este tipo de empresas es manejar 3 paquetes estandarizados que, en el mejor de los casos, se pueden personalizar. He aquí el problema.

Por ejemplo, está el “paquete económico”, el más básico y que se conforma por lo esencial. Casi nadie lo contrata, sirve como gancho de publicidad que comúnmente vemos como “paquetes desde…”, pero en realidad, comparando costo-beneficio, conviene más “el paquete que le sigue” que, de hecho, es el que más se vende. Finalmente, también nos ofrecen el “todo incluido”, “de lujo” o “V.I.P”, o sea, el más caro. Lamento romper sus corazones, queridos lectores, pero ESTO NO ES ADAPTARSE AL PRESUPUESTO.

Adaptarse al presupuesto implica ofrecer soluciones o alternativas para que con el presupuesto ya designado se puedan satisfacer las necesidades y bueno, quizá considerando el costo-beneficio, se pueda modificar un poco, siempre y cuando no se aleje del máximo establecido. Los proveedores debemos ver a nuestros clientes como personas con deseos y necesidades, no como signos de pesos andantes. Sí, también me han hecho sentir así. Lo positivo de estas experiencias es que aprendes a identificarlos y de esa forma haces una mejor selección de proveedores, puesto que siempre existe la posibilidad de comparar la relación precio-calidad-cantidad en cada uno de los servicios ofrecidos. Siguiente recomendación: NO TE CONFORMES. Tú eres el que paga, tienes derecho a exigir.

En conclusión, te puedo asegurar que despilfarrar no hará mejor tu evento porque, así como “lo barato PUEDE salir caro”, “lo más caro no siempre es sinónimo de lo mejor”. Debe existir un equilibrio y mi siguiente recomendación es que en tu presupuesto ESTABLEZCAS PRIORIDADES y una de ellas SIN DUDA deberá ser que tu evento refleje tu personalidad, de tal forma que no se vea como un gasto, sino como una INVERSIÓN que te ayude a proyectar tu sello, tu esencia, lo que te hace diferente y, por lo mismo, tu evento debe reflejarlo. Es justo aquí cuando entra el libre albedrío de la creatividad.

Lamentablemente, siempre habrá algo que a tus invitados pueda no gustarles, pero al final la prioridad es que TÚ GOCES DEL EVENTO POR EL ESTÁS PAGANDO. Aprende a vivir con ello y mi última recomendación será justamente eso, DISFRUTA DE TU EVENTO, de tu día especial, sin preocuparte. Apóyate de un organizador de eventos, te aseguro que será la mejor inversión para proyectar tu mejor versión.